martes, 11 de enero de 2022

El palacio de Ripalda en Valencia (1885-1967)

El palacio de Ripalda fue un edificio construido para ser la vivienda de María Josefa Paulín de la Peña (Cullera (Valencia), 1825 - París, 1895), viuda y condesa de Ripalda, de quien tomó el nombre. Sobre unos terrenos de su propiedad a escasos metros del paseo de la Alameda, en la orilla derecha del Turia, encargó la construcción de este palacio, que se efectuó entre los años 1887 y 1889.


María Josefa Paulín de la Peña, de acuerdo con las investigaciones publicadas por los historiadores Pilar Martínez Olmos, Arturo Cervellera y Paco Gascó en su blog Verum Valentia, cuyas entregas fueron publicadas por Levante El Mercantil Valenciano en diciembre de 2017, nació en Cullera en el año 1825, por lo que contaba con 62 años cuando se iniciaron las obras para su residencia. Sus padres fueron Roque Paulín Quijano y Mariana Peña Sánchez. Ambos dieron a María Josefa una elevada educación y buena posición económica, aprovechando su buena posición en la ciudad de Valencia. A los 15 años se concertó y celebró su matrimonio con un conde de origen belga, Antonio María Romrée Cebrián. Esta imagen es un daguerrotipo que se puede situar en sus años de juventud, cuando ella y su primer marido se encontraban viajando en Francia. Es la única imagen que existe de la condesa de Ripalda.

Condesa de Ripalda

Tras enviudar, contrajo segundas nupcias en 1857 con José Joaquín Agulló Ramón, Barón de Tamarit, Marqués de Campo Salinas y sexto Conde de Ripalda, de quien tomó el título con el que pasó a la historia. De su segundo marido quedó viuda en 1876, con 51 años de edad y una hija menor de edad, que fue quien heredó el terreno sobre el cual se edificaría en 1885 el edificio. La condesa de Ripalda falleció en París en 1895, unos meses antes de cumplir los 70 años, tras una enfermedad de la que se estaba tratando y por la cual se había desplazado a Francia. Su tumba permaneció olvidada e ignorada durante décadas, en un cementerio de París, hasta que los historiadores antes mencionados lograron dar con ella en el año 2017, tras una prolongada investigación cuyo análisis ha permitido la entrada de este blog:

Tumba de la condesa de Ripalda, París

Su diseño se debe al arquitecto valenciano Joaquín María Arnau Miramón (1849 - 1906), conocido por su estilo romántico valenciano que todavía hoy se puede estudiar en los edificios que permanecen en la ciudad de Valencia edificados bajo su firma: la Casa Sancho o la vivienda de la Calle de la Paz, 26, entre otros, y la iglesia de San Isidro. Fue Arquitecto Municipal en Valencia y con los años, entabló una amistad con la condesa de Ripalda, quien admiraba su estilo y sus diseños. La calle Arquitecto Arnau, en la Creu Coberta, debe su nombre a este autor.

Arnau Miramón

El arquitecto Arnau Miramón dio a esta construcción la inspiración evidente del château francés.
Los historiadores Pilar Martínez Olmos, Arturo Cervellera y Paco Gascó ofrecen una descripción del edificio: "No era lo que aparentaba. La planta baja o zona noble estaba construida con esmero y buenos materiales, salones espectaculares y apariencia ampulosa. Pero el resto del palacio era de otra factura. Si le unimos los cambios acontecidos en cuanto a la llegada de electricidad, zonas habilitadas de aseo y comodidades del siglo XX, tenemos que el palacio necesitaba una buena rehabilitación, que unida al permanente gasto de mantenimiento exterior lo hacían insostenible (...). La parte baja era de piedra. El resto era mampostería".

Los mismos autores lo describen así: "Con aspecto exterior de castillo con volumen central cubierto con tejado de gran pendiente, y tres volúmenes de menor tamaño. El cuerpo más llamativo era la torre cilíndrica cubierta con tejado cónico. Los muros eran de ladrillo con sillería labrada en los vanos, cornisas y barandillas de la planta principal. Nos consta, y tenemos pruebas de ello, que si la planta baja era de una calidad mediana, en la parte alta era pésima tanto exterior como interiormente. El palacio no era de piedra. Era de ladrillo puro y duro, chapado en algunas zonas y decorado en otras. Era austero, barato e incómodo".

Arquitectónicamente, pues, era más llamativa la forma que el fondo, pero de todos modos el palacio resultaba llamativo en Valencia, tan distinto como era a las construcciones típicas valencianas. Su aspecto exótico -belga o francés- y el prestigio que en la ciudad ostentaba la condesa de Ripalda, lo convirtieron en un símbolo que despertaba admiraciones y llamaba la atención. Sin embargo, y a juicio de los tres historiadores que han hecho posible la investigación que nos ocupa, "es un edificio pendiente de estudiar en profundidad, debido a la ausencia de documentación administrativa y técnica. Hay que recurrir a la prensa diaria de la época y a documentos personales de la condesa (...) para tratar de conocer dónde, cuándo y por quién se realizó".

Respecto a los terrenos sobre los que se levantó el palacio Ripalda, la historia ha ocultado los hechos durante largos años, hasta que la investigación de Pilar Martínez Olmos, Arturo Cervellera y Paco Gascó permitió obtener algo de luz. En algunas ocasiones se habían conocido referencias a estos terrenos que evocaban a un "Molino de Borrull", en aquella tierra. De hecho, el Llibre del Repartiment mencionaba un molino en ese lugar, construido en época de la conquista árabe y que tras la reconquista, fue repartido por el rey de Aragón, Jaime I a uno de los nobles que habían combatido con él en las campañas militares. Posteriormente este molino pasó a manos de la familia Borrull, y la investigación de los tres historiadores permite constatar que existió un Borrull vinculado a este terreno.

Todo empieza con una pintura, cuya imagen fue publicada por Levante El Mercantil Valenciano en diciembre de 2017. En la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando se conserva un óleo pintado por José A. Zapata de gran interés para esta historia. Se trata de un retrato de la segunda mitad del siglo XVII que permite conocer a Francisco Xavier Borrull i Vilanova. Este fue nieto de Pedro José Borrull, catedrático de Código e Instituía por la Universidad de Valencia que falleció en 1708, dejando a María Bernarda Ramón como viuda. El hijo del catedrático fue Vicente Borrull Ramón, quien a su vez fue padre del personaje retratado: Francisco Xavier Borrull i Vilanova.


Este ilustre personaje nació en Valencia en 1745 y falleció en 1837, aunque sin hijos. Ejerció la profesión de abogado, llegó a ser diputado a las Cortes de Cádiz y fue archivero del Reino, además del Hospital de locos de Valencia (más tarde, en el siglo XX, Hospital Provincial, y actualmente la Biblioteca Municipal). Su testamento, que ha llegado hasta hoy, data del mismo año de su muerte y estableció un periodo de cuarenta años desde su muerte para poder entregar los bienes a los herederos: "Al cumplirse dichos cuarenta años, el albacea, (...) entregará por medio de escritura al sucesor del vínculo de la Casa de Ramón, que posee actualmente mi sobrino el Conde de Ripalda, la casa molino y heredad del Llano del Real (...), encargándose de celebrar algunos sufragios por mi alma y la de los míos". Se sabe que el molino permaneció arrendado, y por tanto, en funcionamiento, hasta 1877.

Así pues, en el año 1877 se debían cumplir las últimas voluntades del abogado y diputado Borrull. El terreno del viejo molino debía entregarse a José Joaquín Agulló Ramón, Barón de Tamarit, Marqués de Campo Salinas y sexto Conde de Ripalda, que estaba ya casado con María Josefa Paulín de la Peña. El problema es que un año antes, el conde de Ripalda había fallecido.

No obstante, el conde de Ripalda había dejado testamento, fechado en el año 1874 en París ante el cónsul español, en el cual: "declara que su citada hija María de los Dolores Agulló y Paulín es heredera y como tal tiene derecho al legado que (...) hizo en su testamento [de 1837] el ilustre señor don Francisco Borrull, oidor de la Audiencia de Valencia, cuyo legado consiste en un molino llamado de Borrull y unas tierras contiguas".

Así pues las tierras del molino debían pasar a la hija que el conde de Ripalda había concebido con María Josefa Paulín de la Peña. Sin embargo, María de los Dolores Agulló y Paulín era entonces una niña de 11 años de edad, por lo que su madre, la Condesa de Ripalda recibió los terrenos del viejo molino mientras ejercía la tutela de su hija menor de edad.

Hay constancia de que al cumplir los dieciséis años de edad de la hija de los condes, en 1882, el molino estaba en ruinas o destruido. Fue entonces cuando, según los historiadores Pilar Martínez Olmos, Arturo Cervellera y Paco Gascó, la condesa concibió la idea de construir allí un palacete. Entre julio y diciembre de 1885 quedó finalizado el edificio. Así lo atestiguan las cuentas de la condesa consultadas por estos historiadores. 

Palacio de Ripalda, (Léon et Lévy, 1888)

Diez años más tarde, en 1895, se construyó un muro para separar la parcela de la vía pública. Fue en este mismo año cuando falleció su promotora, -aunque no propietaria-, la condesa viuda, quedando definitivamente el Palacio de Ripalda en manos de Maria de los Dolores Agulló y Paulín.


María de los Dolores Agulló Paulín no tenía hijos y por ello tomó la decisión de donar el palacio a la hija de su primo hermano, como regalo de bodas. Así, el palacio pasó a manos del matrimonio de Antonia Dupuy de Lome Pons y el conde de Berbedel en el año 1910. Desde ese momento y hasta los años sesenta el edificio fue propiedad de los condes de Berbedel, quienes a cambio de su demolición, recibieron pisos en el edificio de la Pagoda para sus descendientes.


En el mes de julio de 1917, con motivo de la Feria de Julio cuyas principales celebraciones tenían lugar en el paseo de la Alameda, la revista "Valencia Mensual" publicó el siguiente fragmento:


En él se menciona el "chalet de los condes de Ripalda", y su autor propone la colocación de un busto en homenaje a Manuel Aser -el precursor de la Feria de Julio-, en la parte del paseo que mediaba entre el palacio de Ripalda y el puente del Real. Este busto nunca llegó a instalarse.

En las Planimetrías que elaboró sobre la ciudad de Valencia el Instituto Cartográfico Nacional en junio de 1905 no aparece expresamente detallado el palacio de Ripalda, aunque sí su ubicación.

Planimetrías, junio de 1905

En el año 1910 el Ayuntamiento de Valencia editó un plano de la ciudad y su proyecto de Ensanche. Dicho documento señaliza la ubicación del palacio de Ripalda, aunque sin mencionar el nombre expresamente. Lo vemos en esta imagen -en un detalle del plano-, señalado con color amarillo, junto a los jardines de Monforte y en un extremo del paseo de la Alameda: Plano de la ciudad de Valencia editado en el año 1910 por el Ayuntamiento, a cargo de A. Martín, escala 1:5.650


Vemos ahora el mismo lugar a vista satélite, en el año 2022 tal y como lo recoge Google Earth:


La siguiente imagen fue publicada como postal decorativa en las páginas de un Almanaque comercial del año 1921 impreso en Valencia por Rafael Pascual Lacasa en ese año con el título: "Anuario Siglo XX. Guía comercial e industrial, Valencia y su provincia". Aunque no vemos el palacio de Ripalda en sí, éste quedaría a la derecha de la imagen fuera del encuadre. En su lugar vemos el próximo cuartel de Artillería y el flanco sur de los actuales jardines de Viveros o jardines del Real. 


La imagen, suponemos, está tomada en invierno ya que los grandes árboles de los jardines del Real no tienen hojas en sus ramas.


En la prensa de la época apareció publicada una imagen de enero de 1926 que permite observar la puerta principal del palacio, con motivo de la celebración de una boda. En el centro, sentada en una silla, se puede ver a María de los Dolores Agulló y Paulín, quien contaba con unos 60 años de edad en ese momento. Era entonces la dueña del palacio y la última condesa de Ripalda, que falleció sin descendencia en 1942, a los 72 años.


Al estallar la Guerra Civil en Valencia, la propietaria del palacio tuvo que abandonarlo y el edificio quedó incautado por el Gobierno republicano cuando este tuvo que trasladarse de Madrid a Valencia. Entonces sirvió durante un intervalo de once meses como sede del Ministerio de Comercio de la república, entre noviembre de 1936 y octubre de 1937. 


No obstante, el 17 de mayo de 1937, el gobierno republicano de Juan Negrín acordó disolver este Ministerio, de modo que desde esa fecha el palacio quedó sin uso. Entre septiembre y octubre se inició la instalación del Tribunal Popular de Responsabilidades Civiles de la república, con la finalidad de sancionar a quienes eran sospechosos de apoyar la causa nacional.

Una vez finalizada la guerra el edificio quedó sin uso relevante, utilizándose apenas y en pocas ocasiones sus jardines, y poco después fue restituido a sus propietarios, los condes de Belbeder.

Palacio de Ripalda en 1957, en el centro de la imagen

Fue Concepción Gómez-Trenor, condesa de Berbedel y baronesa de Short, quien pasó a la historia por ser responsable de la desaparición del palacio de Ripalda. En los años sesenta había quedado viuda y afrontaba sostener un patrimonio inmueble que suponía gastos excesivos de mantenimiento, pues el edificio ya se acercaba a los ochenta años de antigüedad en ese momento. Así pues la oferta inmobiliaria resultaba prometedora.


En septiembre de 1967 el Ayuntamiento de Valencia tomó la decisión de derribar el palacio. El solar fue vendido a una promotora que edificó con el paso de los años el edificio que hoy se conoce como La Pagoda. En la imagen a continuación se observa el desmantelamiento de los tejados del palacio en ese mismo año:


En esta comparativa de imágenes aéreas, se puede observar la planta que ocupaba el palacio Ripalda originalmente y también su ubicación exacta junto a los jardines de Monforte. Se trata de una imagen aérea de los años cincuenta, con el edificio todavía intacto:

Vista aérea del Palacio de Ripalda y jardines de Monforte en 1957

En esta segunda imagen, tomada por satélite de Google Earth en 2020, se ve exactamente el mismo diseño de los jardines de Monforte, que ha perdurado hasta el presente. El espacio central lo ocupa hoy el edificio La Pagoda:

Vista satélite del edificio La Pagoda en 2020

Del mismo modo, ambas imágenes a continuación permiten comparar los dos edificios que ayer y hoy han ocupado este espacio urbano de la ciudad de Valencia.

Comparativa del mismo lugar en 1920 y 2020


Fuentes: 

Detallada información de los investigadores e historiadores, en el  blog Verum Valentia. Disponible en: http://verumvalentia.blogspot.com/search?q=ripalda (consultado el 11-02-2021).

Plano de la ciudad de Valencia editado en el año 1910 por el Ayuntamiento, a cargo de A. Martín, escala 1:5.650

Almanaque comercial del año 1921, publicado en Valencia por el editor Rafael Pascual Lacasa con el título: "Anuario Siglo XX. Guía comercial e industrial, Valencia y su provincia".

Planos de Valencia conservados en la Cartoteca del Instituto Geográfico Nacional de España: Disponibles en: https://www.ign.es/web/mapasantiguos/index.html 

Planimetrías: documentos manuscritos realizados entre 1870 y 1950, a escala 1:25.000, que contienen información planimétrica y son los trabajos previos a la realización del Mapa Topográfico Nacional (MTN). Alrededor de 1905.

Mapa "MTN50 1Edi" y "MTN50 Minutas", de escala 1:25.000. Primera Edición MTN50. Año 1953. Las Minutas son del año anterior, 1952.

Mapa Americano Serie B 1956-1957. Son imágenes aéreas del año 1956 y 1957. Realizadas por la Army Map Service del ejército estadounidense sobre España, y conservadas en la cartoteca del Instituto Geográfico Nacional.

Mapa "MTN25 1Edi", de escala 1:25.000. Año 1980.

martes, 4 de enero de 2022

José Pau Tormos, "Margantoni"

Hubo un tiempo en que las tierras del Pla de la Murta, en la zona que recorre el llamado Camí Vell de la Murta, fue una vasta extensión de secano. Olivares, algarrobos, pinos, almendros y algunos pocos viñedos crecían en una tierra seca, montañosa y pedregosa, donde hoy podemos ver cientos de hanegadas de naranjales verdes que cubren la tierra húmeda de todo el valle.

Para que este cambio se produjese, con las consecuencias económicas que tuvo para la agricultura y la población de Alzira, fue necesario el ingenio de un agricultor alzireño que dedicó toda su vida a resolver este problema: José Pau Tormo (1862-1946). También conocido en sus días con el nombre de Margantoni.


¿Quién fue José Pau Tormos? Sabemos que nació en Alzira en el año 1862. Hijo de José Pau y de Vicenta Tormos, apenas asistió a la escuela ya que en consonancia con las costumbres de su época y economía agrícola predominante en la región, desde muy joven se dedicó a las tareas del campo. Se interesó tempranamente por las oportunidades que los adelantos tecnológicos de su época brindaban a la agricultura. Sin estudios superiores, tan solo disponía de un interés ávido por la ingeniería, que le llevó a aprender de forma autodidacta a través de cualquier manual o libro que caía en sus manos.

A la edad de 23 años, en 1885, se emancipó de sus padres para casarse con Teodora Palacios Dalmases. Se instaló entonces en una vivienda de la calle Reyes Católicos, 123, de Alzira, donde estableció un taller de mecánica y maquinaria agrícola. Fruto de su matrimonio nacieron cuatro hijos: Alfredo, Aurelia, José y Teodoro.

En su taller de la calle Reyes Católicos pronto se dedicó al montaje de aparatos de riego y labranza, diseñados por él mismo con una finalidad práctica. Como dato curioso, según su biografía, sus amigos y conocidos le aconsejaron que patentase aquellos inventos, pero él no tomó nunca aquella decisión, tal vez porque le bastaba la satisfacción de ver en funcionamiento aquellas máquinas de riego.

En cualquier caso, con el paso de los años su fama de inventor fue en aumento, avalada con éxitos cada vez mayores. En el año 1915, a los 53 años de edad, su nombre aparece en el periódico valenciano Las Provincias, donde se le destaca por su habilidad mecánica. Había logrado instalar un pozo en Alzira que permitía elevar el agua para riegos a una altura de 67 metros, hecho que mereció la atención de la prensa y le hizo aumentar la clientela y el respeto de cientos de propietarios de tierras en toda la región.

 

En este artículo, por un error del redactor, se le menciona como José Pérez, pero es evidente que la noticia se refiere a José Pau Tormos, Margantoni.

En aquella época había comprado un huerto con un pozo para el riego situado en el Torretxó. Se trata de unos terrenos ubicados en la zona este de la población, entre el barrio de la Alquerieta y la Muntanyeta. Allí concibió un proyecto que le haría ser recordado hasta el día de hoy: traer el agua a las tierras de secano del valle de la Murta.

En este plano, elaborado por el Ayuntamiento de Alzira en 1926 y custodiado hoy en el Museo Municipal, podemos apreciar el Pla de Corbera en el centro. Al este, la Muntanyeta, indicándose en rojo la ubicación de la antigua Ermita del Salvador. Al sureste del mapa vemos el valle de la Murta. El Torretxó queda en la zona noroeste, justo encima de la Muntanyeta.

La idea, en su tiempo, resultaba casi imposible. Su exposición despertaba comentarios de todo tipo por parte de los vecinos incrédulos que la escuchaban. El valle de la Murta ocupa una superficie aproximada de mil quinientas hanegadas de tierra que hoy son cultivables gracias al empeño de Margantoni en su empresa. Pero en aquel entonces esas tierras eran prácticamente un erial sin rentabilidad para sus propietarios. Se alternaban olivos y algarrobos, sin ningún uso particular más allá de la poda para la obtención de leña, o de algarrobas, esporádicamente. 

En esta fotografía, de 2022, vemos varios olivos plantados en una pequeña parcela de tierra de secano que se encuentra en el camino de la Solana de la Casella, a no más de cinco kilómetros de Alzira en dirección este. Este era, seguramente, el aspecto que ofrecía el valle de la Murta y el Pla de Corbera hasta el año 1930.

En esta fotografía vemos el valle de la Murta alrededor de 1920:

Camino del Respirall a la Murta hacia 1920
Valle de la Murta hacia 1920

En esta otra imagen de finales de los años 1920 podemos ver el aspecto que tenían las tierras de secano del valle de la Murta:

En la siguiente imagen, vemos el mismo lugar en la actualidad, apreciando los campos de naranjos que sustituyen desde 1930 aquel paisaje hoy desaparecido:

Si el proyecto de Margantoni tenía éxito, la superficie cultivable de Alzira, una ciudad agrícola en su práctica mayoría en aquel tiempo, aumentaría considerablemente. Nadie lo había intentado antes y si bien Margantoni se había ganado la admiración de muchos por su ingenio mecánico muchas veces demostrado, el alcance de su proyecto era demasiado difícil de considerar.

Desde sus tierras en el Torretxó, José Pau inició la colosal obra de traer el agua a través de un conducto elevado que cruzaba el camino de que une Alzira con el cementerio. Se puede apreciar dicho tramo en el mapa de 1938 que se muestra a continuación, cortesía del Instituto Geográfico Nacional, y que se encuentra en la confluencia del "Camino de la Montañeta" con el "Camino de Xalvegón".

Dejó en esa empresa un gran esfuerzo personal y económico, según su biografía, y contó para ello con la ayuda de su hijo Alfredo Pau Palacios -mecánico- y del maquinista del pozo del Torretxó, Juan Bautista Pardo Montalvá. Sabemos, como dato, que elCe

En esta otra imagen vemos tramos de las tuberías que Margantoni construyó y que se mantienen casi intactas en la actualidad:

El agua debía recorrer una distancia de 1.250 metros aproximadamente, siempre en sentido ascendente, hasta la colina que separa el Torretxó del Pla de la Murta: el Monte Alegre. La altura máxima del Monte Alegre es de 167 metros. Al llegar a esta cima, también llamada en aquella época Collado de la Travessa y en la actualidad, plaza del Respirall, podía ser después distribuida colina abajo, en dirección este, hacia las tierras de secano en el Pla de la Murta y hasta llegar al Valle de la Murta. Precisamente el nombre actual de Respirall viene de aquel proyecto. Como explica en su biografía la comisión de la Falla Avenida José Pau, en lo alto del Monte Alegre se instalaron unas "bombas de elevación de agua, de unos respiraderos, “Respiralls”, por donde salía el aire retenido en las tuberías para que estas no reventaran por la presión del agua y las bolsas de aire".

En este mapa podemos ver la línea recta que traza la distancia entre el Torretxó y el Respirall:


En la imagen, la actual plaza del Respirall. En esta zona, de la colina de Monte Alegre, se ubicaba el pozo construido por Margantoni:
En esta otra imagen vemos la ciudad de Alzira, en el año 2019, desde la colina del Respirall:

El proyecto se alargó durante varios años, en la década de 1920, hasta que finalmente el día 21 de abril de 1930, se puso en funcionamiento el motor de Margantoni. Aquel día se tomó la imagen que vemos a continuación. Toda la población de Alzira se había reunido allí para ser testigos de un hecho insólito, increíble hasta ese mismo momento. Incluso aquel día había quienes acudieron hasta allí pensando que Margantoni fracasaría en su sueño inalcanzable. Pero el agua apareció en lo alto del monte. 

José Pau Tormos tenía en ese momento 68 años y había dedicado toda su vida a un proyecto que al fin daba el fruto esperado. Los terrenos del Pla de la Murta se revalorizaron rápidamente. El paisaje del valle cambió en pocos meses. Los olivos y algarrobos fueron talados en su totalidad. Se trazaron filas de naranjos que pronto sembraron de verde intenso todo el valle.

La noticia apareció en los periódicos valencianos de la época de un modo destacado. Así lo reflejó el periódico valenciano El Pueblo, en un reportaje que publicó un año más tarde, dando cuenta de la transformación agrícola que en solo unos meses se había producido en el Pla de Corbera y el Valle de la Murta. Era el día 24 de julio de 1932.

Vemos en esta imagen a José Pau Tormos en aquella época:

En el año 1932 el Ayuntamiento de Alzira dio el nombre de este agricultor a una de las principales calles del municipio. La anteriormente llamada calle de la Muntanyeta, por ser la vía que entonces y también ahora comunicaba el centro de la ciudad con la Muntanyeta, pasó a llamarse Avenida de José Pau Margantoni. Vemos aquí la noticia tal y como apareció en Las Provincias el 12 de septiembre de aquel año, recién iniciada la Segunda República, que conllevó el cambio de nombre de numerosas calles para sustituir los nombres tradicionales o religiosos por el de figuras políticas de las izquierdas republicanas, entre otros motivos.

Ese nombre se ha mantenido hasta la actualidad, sobreviviendo a los posteriores cambios de nomenclatura que la mayoría de calles sufrieron durante la Guerra Civil (1936-1939) y la dictadura franquista (1939-1975). En la actualidad existe la Comunidad de Riegos Margantoni, domiciliada en la calle San Vicente Ferrer, en Alzira, cuya finalidad es la "captación, depuración y distribución de agua".


Así reza la placa conmemorativa que en marzo de 2006 fue colocada en la calle José Pau Margantoni: "En memoria del ilustre alzireño don José Pau i Tormos, Margantoni, 1856-1946. Por la gran labor que realizó, al engrandecer la riqueza del pueblo de Alzira, mediante su hazaña de llevar el agua al valle de la Murta y convertir tierras de secano en vergeles de regadío". Cabe destacar que esta placa presenta un error, ya que José Pau Tormos no nació en el año 1856, sino en 1862. Puede afirmarse esto de la lectura de las crónicas periodísticas publicadas en el periódico valenciano El Pueblo, en fecha 24 de julio de 1932, donde se expresa que Margantoni tenía en ese momento setenta años de edad.

José Pau Margantoni enviudó en abril de 1934, al morir la madre de sus cuatro hijos, Teodora Palacios. Tenía él 72 años y poco después se casó de nuevo con Cecilia Andreu Avellán, un matrimonio que se prolongó hasta su muerte, el 6 de octubre de 1946, a los 84 años de edad.

Tres años después, según la investigación de Alfonso Rovira, "en 1949, las instalaciones del pozo del Torretxó sufrieron importantes transformaciones. Fue adquirido a los herederos de José convirtiéndose en la Comunidad de Riegos Margantoni. La primera junta la presidiría Salvador Clari, al que acompañarían Vicente Fontana, José Botella, José Escribá, Francisco Arbona, Agustín Gregori, Octavio Dáries, Francisco Montagud, Francisco Guillem y Ricardo Aliño; siendo el secretario Ramón García Sanjuán. En la actualidad, el “pou de Margantoni” riega unas 2.600 hanegadas en el Plá de la Murta y Plá de Corbera; abastece a la colonia Montealegre, Xavegó bajo y parte del Racó de les Vinyes a través de los dos canales que parten de las instalaciones del pozo: el alto o de la buena fe y el bajo o del Plá de la Murta. Tierras de cultivo que se encargan de su riego celadores y regadores con larga tradición familiar en este menester como Vicente Dasí, que lo heredó de su padre y tiene la continuación en su hijo Rafael; Pedro Roig, que también va por la tercera generación; Modesto Montagud, por la segunda, José Carbonell y Francisco Oltra". Este texto data de 1995.

Existe además una agrupación fallera en la misma calle que lleva su nombre: la Falla Avinguda José Pau, fundada en 1971. Esta falla, que introdujo en Alzira el Mig Any Faller al importar en 1987 un festejo de los moros y cristianos de Alcoi, conmemoró recientemente su 50 aniversario.


En el año 2019, se colocó una placa conmemorativa en el número 62 de la calle José Pau Margantoni, que dice lo siguiente: "En esta casa, antigua Carpintería Marzo, se reunió por primera vez el siete de abril de 1970, la comisión fundadora de la Falla Avenida José Pau. Con motivo del cincuenta aniversario se coloca esta cerámica en homenaje a sus fundadores".

Fuentes:

Artículo del investigador alzireño Alfonso Rovira publicado en el periódico digital El Seis Doble, el 25 de diciembre de 2011, y publicado anteriormente en el periódico Las Provincias el 12 de mayo de 1995, disponible en:  https://www.elseisdoble.com/vernoticia/10996/estampas_y_recuerdos_de_alzira_148bragua_de_la_murta_para_refrescar_los_recuerdos

Biografía publicada por la Comisión de la Falla Avinguda José Pau en el periódico digital El Seis Doble, el 29 de noviembre de 2007, y disponible en: https://elseisdoble.blogia.com/2007/112901-personajes-alzire-os-de-ayer-y-hoy-7-jose-pau-tormos-margantoni-.php