martes, 11 de enero de 2022

El palacio de Ripalda en Valencia (1885-1967)

El palacio de Ripalda fue un edificio construido para ser la vivienda de María Josefa Paulín de la Peña (Cullera (Valencia), 1825 - París, 1895), viuda y condesa de Ripalda, de quien tomó el nombre. Sobre unos terrenos de su propiedad a escasos metros del paseo de la Alameda, en la orilla derecha del Turia, encargó la construcción de este palacio, que se efectuó entre los años 1887 y 1889.


María Josefa Paulín de la Peña, de acuerdo con las investigaciones publicadas por los historiadores Pilar Martínez Olmos, Arturo Cervellera y Paco Gascó en su blog Verum Valentia, cuyas entregas fueron publicadas por Levante El Mercantil Valenciano en diciembre de 2017, nació en Cullera en el año 1825, por lo que contaba con 62 años cuando se iniciaron las obras para su residencia. Sus padres fueron Roque Paulín Quijano y Mariana Peña Sánchez. Ambos dieron a María Josefa una elevada educación y buena posición económica, aprovechando su buena posición en la ciudad de Valencia. A los 15 años se concertó y celebró su matrimonio con un conde de origen belga, Antonio María Romrée Cebrián. Esta imagen es un daguerrotipo que se puede situar en sus años de juventud, cuando ella y su primer marido se encontraban viajando en Francia. Es la única imagen que existe de la condesa de Ripalda.

Condesa de Ripalda

Tras enviudar, contrajo segundas nupcias en 1857 con José Joaquín Agulló Ramón, Barón de Tamarit, Marqués de Campo Salinas y sexto Conde de Ripalda, de quien tomó el título con el que pasó a la historia. De su segundo marido quedó viuda en 1876, con 51 años de edad y una hija menor de edad, que fue quien heredó el terreno sobre el cual se edificaría en 1885 el edificio. La condesa de Ripalda falleció en París en 1895, unos meses antes de cumplir los 70 años, tras una enfermedad de la que se estaba tratando y por la cual se había desplazado a Francia. Su tumba permaneció olvidada e ignorada durante décadas, en un cementerio de París, hasta que los historiadores antes mencionados lograron dar con ella en el año 2017, tras una prolongada investigación cuyo análisis ha permitido la entrada de este blog:

Tumba de la condesa de Ripalda, París

Su diseño se debe al arquitecto valenciano Joaquín María Arnau Miramón (1849 - 1906), conocido por su estilo romántico valenciano que todavía hoy se puede estudiar en los edificios que permanecen en la ciudad de Valencia edificados bajo su firma: la Casa Sancho o la vivienda de la Calle de la Paz, 26, entre otros, y la iglesia de San Isidro. Fue Arquitecto Municipal en Valencia y con los años, entabló una amistad con la condesa de Ripalda, quien admiraba su estilo y sus diseños. La calle Arquitecto Arnau, en la Creu Coberta, debe su nombre a este autor.

Arnau Miramón

El arquitecto Arnau Miramón dio a esta construcción la inspiración evidente del château francés.
Los historiadores Pilar Martínez Olmos, Arturo Cervellera y Paco Gascó ofrecen una descripción del edificio: "No era lo que aparentaba. La planta baja o zona noble estaba construida con esmero y buenos materiales, salones espectaculares y apariencia ampulosa. Pero el resto del palacio era de otra factura. Si le unimos los cambios acontecidos en cuanto a la llegada de electricidad, zonas habilitadas de aseo y comodidades del siglo XX, tenemos que el palacio necesitaba una buena rehabilitación, que unida al permanente gasto de mantenimiento exterior lo hacían insostenible (...). La parte baja era de piedra. El resto era mampostería".

Los mismos autores lo describen así: "Con aspecto exterior de castillo con volumen central cubierto con tejado de gran pendiente, y tres volúmenes de menor tamaño. El cuerpo más llamativo era la torre cilíndrica cubierta con tejado cónico. Los muros eran de ladrillo con sillería labrada en los vanos, cornisas y barandillas de la planta principal. Nos consta, y tenemos pruebas de ello, que si la planta baja era de una calidad mediana, en la parte alta era pésima tanto exterior como interiormente. El palacio no era de piedra. Era de ladrillo puro y duro, chapado en algunas zonas y decorado en otras. Era austero, barato e incómodo".

Arquitectónicamente, pues, era más llamativa la forma que el fondo, pero de todos modos el palacio resultaba llamativo en Valencia, tan distinto como era a las construcciones típicas valencianas. Su aspecto exótico -belga o francés- y el prestigio que en la ciudad ostentaba la condesa de Ripalda, lo convirtieron en un símbolo que despertaba admiraciones y llamaba la atención. Sin embargo, y a juicio de los tres historiadores que han hecho posible la investigación que nos ocupa, "es un edificio pendiente de estudiar en profundidad, debido a la ausencia de documentación administrativa y técnica. Hay que recurrir a la prensa diaria de la época y a documentos personales de la condesa (...) para tratar de conocer dónde, cuándo y por quién se realizó".

Respecto a los terrenos sobre los que se levantó el palacio Ripalda, la historia ha ocultado los hechos durante largos años, hasta que la investigación de Pilar Martínez Olmos, Arturo Cervellera y Paco Gascó permitió obtener algo de luz. En algunas ocasiones se habían conocido referencias a estos terrenos que evocaban a un "Molino de Borrull", en aquella tierra. De hecho, el Llibre del Repartiment mencionaba un molino en ese lugar, construido en época de la conquista árabe y que tras la reconquista, fue repartido por el rey de Aragón, Jaime I a uno de los nobles que habían combatido con él en las campañas militares. Posteriormente este molino pasó a manos de la familia Borrull, y la investigación de los tres historiadores permite constatar que existió un Borrull vinculado a este terreno.

Todo empieza con una pintura, cuya imagen fue publicada por Levante El Mercantil Valenciano en diciembre de 2017. En la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando se conserva un óleo pintado por José A. Zapata de gran interés para esta historia. Se trata de un retrato de la segunda mitad del siglo XVII que permite conocer a Francisco Xavier Borrull i Vilanova. Este fue nieto de Pedro José Borrull, catedrático de Código e Instituía por la Universidad de Valencia que falleció en 1708, dejando a María Bernarda Ramón como viuda. El hijo del catedrático fue Vicente Borrull Ramón, quien a su vez fue padre del personaje retratado: Francisco Xavier Borrull i Vilanova.


Este ilustre personaje nació en Valencia en 1745 y falleció en 1837, aunque sin hijos. Ejerció la profesión de abogado, llegó a ser diputado a las Cortes de Cádiz y fue archivero del Reino, además del Hospital de locos de Valencia (más tarde, en el siglo XX, Hospital Provincial, y actualmente la Biblioteca Municipal). Su testamento, que ha llegado hasta hoy, data del mismo año de su muerte y estableció un periodo de cuarenta años desde su muerte para poder entregar los bienes a los herederos: "Al cumplirse dichos cuarenta años, el albacea, (...) entregará por medio de escritura al sucesor del vínculo de la Casa de Ramón, que posee actualmente mi sobrino el Conde de Ripalda, la casa molino y heredad del Llano del Real (...), encargándose de celebrar algunos sufragios por mi alma y la de los míos". Se sabe que el molino permaneció arrendado, y por tanto, en funcionamiento, hasta 1877.

Así pues, en el año 1877 se debían cumplir las últimas voluntades del abogado y diputado Borrull. El terreno del viejo molino debía entregarse a José Joaquín Agulló Ramón, Barón de Tamarit, Marqués de Campo Salinas y sexto Conde de Ripalda, que estaba ya casado con María Josefa Paulín de la Peña. El problema es que un año antes, el conde de Ripalda había fallecido.

No obstante, el conde de Ripalda había dejado testamento, fechado en el año 1874 en París ante el cónsul español, en el cual: "declara que su citada hija María de los Dolores Agulló y Paulín es heredera y como tal tiene derecho al legado que (...) hizo en su testamento [de 1837] el ilustre señor don Francisco Borrull, oidor de la Audiencia de Valencia, cuyo legado consiste en un molino llamado de Borrull y unas tierras contiguas".

Así pues las tierras del molino debían pasar a la hija que el conde de Ripalda había concebido con María Josefa Paulín de la Peña. Sin embargo, María de los Dolores Agulló y Paulín era entonces una niña de 11 años de edad, por lo que su madre, la Condesa de Ripalda recibió los terrenos del viejo molino mientras ejercía la tutela de su hija menor de edad.

Hay constancia de que al cumplir los dieciséis años de edad de la hija de los condes, en 1882, el molino estaba en ruinas o destruido. Fue entonces cuando, según los historiadores Pilar Martínez Olmos, Arturo Cervellera y Paco Gascó, la condesa concibió la idea de construir allí un palacete. Entre julio y diciembre de 1885 quedó finalizado el edificio. Así lo atestiguan las cuentas de la condesa consultadas por estos historiadores. 

Palacio de Ripalda, (Léon et Lévy, 1888)

Diez años más tarde, en 1895, se construyó un muro para separar la parcela de la vía pública. Fue en este mismo año cuando falleció su promotora, -aunque no propietaria-, la condesa viuda, quedando definitivamente el Palacio de Ripalda en manos de Maria de los Dolores Agulló y Paulín.


María de los Dolores Agulló Paulín no tenía hijos y por ello tomó la decisión de donar el palacio a la hija de su primo hermano, como regalo de bodas. Así, el palacio pasó a manos del matrimonio de Antonia Dupuy de Lome Pons y el conde de Berbedel en el año 1910. Desde ese momento y hasta los años sesenta el edificio fue propiedad de los condes de Berbedel, quienes a cambio de su demolición, recibieron pisos en el edificio de la Pagoda para sus descendientes.


En el mes de julio de 1917, con motivo de la Feria de Julio cuyas principales celebraciones tenían lugar en el paseo de la Alameda, la revista "Valencia Mensual" publicó el siguiente fragmento:


En él se menciona el "chalet de los condes de Ripalda", y su autor propone la colocación de un busto en homenaje a Manuel Aser -el precursor de la Feria de Julio-, en la parte del paseo que mediaba entre el palacio de Ripalda y el puente del Real. Este busto nunca llegó a instalarse.

En las Planimetrías que elaboró sobre la ciudad de Valencia el Instituto Cartográfico Nacional en junio de 1905 no aparece expresamente detallado el palacio de Ripalda, aunque sí su ubicación.

Planimetrías, junio de 1905

En el año 1910 el Ayuntamiento de Valencia editó un plano de la ciudad y su proyecto de Ensanche. Dicho documento señaliza la ubicación del palacio de Ripalda, aunque sin mencionar el nombre expresamente. Lo vemos en esta imagen -en un detalle del plano-, señalado con color amarillo, junto a los jardines de Monforte y en un extremo del paseo de la Alameda: Plano de la ciudad de Valencia editado en el año 1910 por el Ayuntamiento, a cargo de A. Martín, escala 1:5.650


Vemos ahora el mismo lugar a vista satélite, en el año 2022 tal y como lo recoge Google Earth:


La siguiente imagen fue publicada como postal decorativa en las páginas de un Almanaque comercial del año 1921 impreso en Valencia por Rafael Pascual Lacasa en ese año con el título: "Anuario Siglo XX. Guía comercial e industrial, Valencia y su provincia". Aunque no vemos el palacio de Ripalda en sí, éste quedaría a la derecha de la imagen fuera del encuadre. En su lugar vemos el próximo cuartel de Artillería y el flanco sur de los actuales jardines de Viveros o jardines del Real. 


La imagen, suponemos, está tomada en invierno ya que los grandes árboles de los jardines del Real no tienen hojas en sus ramas.


En la prensa de la época apareció publicada una imagen de enero de 1926 que permite observar la puerta principal del palacio, con motivo de la celebración de una boda. En el centro, sentada en una silla, se puede ver a María de los Dolores Agulló y Paulín, quien contaba con unos 60 años de edad en ese momento. Era entonces la dueña del palacio y la última condesa de Ripalda, que falleció sin descendencia en 1942, a los 72 años.


Al estallar la Guerra Civil en Valencia, la propietaria del palacio tuvo que abandonarlo y el edificio quedó incautado por el Gobierno republicano cuando este tuvo que trasladarse de Madrid a Valencia. Entonces sirvió durante un intervalo de once meses como sede del Ministerio de Comercio de la república, entre noviembre de 1936 y octubre de 1937. 


No obstante, el 17 de mayo de 1937, el gobierno republicano de Juan Negrín acordó disolver este Ministerio, de modo que desde esa fecha el palacio quedó sin uso. Entre septiembre y octubre se inició la instalación del Tribunal Popular de Responsabilidades Civiles de la república, con la finalidad de sancionar a quienes eran sospechosos de apoyar la causa nacional.

Una vez finalizada la guerra el edificio quedó sin uso relevante, utilizándose apenas y en pocas ocasiones sus jardines, y poco después fue restituido a sus propietarios, los condes de Belbeder.

Palacio de Ripalda en 1957, en el centro de la imagen

Fue Concepción Gómez-Trenor, condesa de Berbedel y baronesa de Short, quien pasó a la historia por ser responsable de la desaparición del palacio de Ripalda. En los años sesenta había quedado viuda y afrontaba sostener un patrimonio inmueble que suponía gastos excesivos de mantenimiento, pues el edificio ya se acercaba a los ochenta años de antigüedad en ese momento. Así pues la oferta inmobiliaria resultaba prometedora.


En septiembre de 1967 el Ayuntamiento de Valencia tomó la decisión de derribar el palacio. El solar fue vendido a una promotora que edificó con el paso de los años el edificio que hoy se conoce como La Pagoda. En la imagen a continuación se observa el desmantelamiento de los tejados del palacio en ese mismo año:


En esta comparativa de imágenes aéreas, se puede observar la planta que ocupaba el palacio Ripalda originalmente y también su ubicación exacta junto a los jardines de Monforte. Se trata de una imagen aérea de los años cincuenta, con el edificio todavía intacto:

Vista aérea del Palacio de Ripalda y jardines de Monforte en 1957

En esta segunda imagen, tomada por satélite de Google Earth en 2020, se ve exactamente el mismo diseño de los jardines de Monforte, que ha perdurado hasta el presente. El espacio central lo ocupa hoy el edificio La Pagoda:

Vista satélite del edificio La Pagoda en 2020

Del mismo modo, ambas imágenes a continuación permiten comparar los dos edificios que ayer y hoy han ocupado este espacio urbano de la ciudad de Valencia.

Comparativa del mismo lugar en 1920 y 2020


Fuentes: 

Detallada información de los investigadores e historiadores, en el  blog Verum Valentia. Disponible en: http://verumvalentia.blogspot.com/search?q=ripalda (consultado el 11-02-2021).

Plano de la ciudad de Valencia editado en el año 1910 por el Ayuntamiento, a cargo de A. Martín, escala 1:5.650

Almanaque comercial del año 1921, publicado en Valencia por el editor Rafael Pascual Lacasa con el título: "Anuario Siglo XX. Guía comercial e industrial, Valencia y su provincia".

Planos de Valencia conservados en la Cartoteca del Instituto Geográfico Nacional de España: Disponibles en: https://www.ign.es/web/mapasantiguos/index.html 

Planimetrías: documentos manuscritos realizados entre 1870 y 1950, a escala 1:25.000, que contienen información planimétrica y son los trabajos previos a la realización del Mapa Topográfico Nacional (MTN). Alrededor de 1905.

Mapa "MTN50 1Edi" y "MTN50 Minutas", de escala 1:25.000. Primera Edición MTN50. Año 1953. Las Minutas son del año anterior, 1952.

Mapa Americano Serie B 1956-1957. Son imágenes aéreas del año 1956 y 1957. Realizadas por la Army Map Service del ejército estadounidense sobre España, y conservadas en la cartoteca del Instituto Geográfico Nacional.

Mapa "MTN25 1Edi", de escala 1:25.000. Año 1980.

No hay comentarios:

Publicar un comentario